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sábado, 8 de abril de 2023

NACÍ LIBRE de Catalina Pastrana Por: Manuel Navarro

NACÍ LIBRE  

Autor: Catalina Pastrana


Nací libre, y al respirar la libertad

comprendí que era bello vivir.

Vivir aferrada a la verdad que comprende mi existencia

en la infinita medida de todo el universo.


Nací libre, y amé la libertad.

Amé la libertad como el cóndor

en las nevadas alturas de los Andes,

como el ave que cruza en el espacio

y que desciende en paz

para posarse entre las copas de los árboles.


Nací libre, en esa dimensión del ancho cielo

y en esa inmensidad del mar abierto.

Libre tiene que ser mi pensamiento

para tocar los nublos, y para cortar el viento.


Quiero sentirme pluma, quiero sentirme ave,

desprenderme del suelo y cruzar por el espacio,

quisiera ser gaviota para extender los brazos

y sentirme en libertad en pleno vuelo.


Vivir en paz, y en esa libertad que el hacedor me ha dado.

Vivirla y repetirla a cada paso,

pero mi voz se calla…


¿Puedo hablar de libertad frente al hombre

golpeado por la estafa, y frente al engaño de palabra falsa?


¡Hablar de libertad cuando la justicia se pone en

las manos que le pagan, es algo que me cansa!

¡Hablar de libertad frente al ladrón que roba un mendrugo de pan,

es algo que me sangra!


¡Cristo Dios, no puedo sentirme libre

frente al cansancio de un hombre,

y en su inútil esfuerzo sobrehumano!


¡No puedo Señor, hablar de libertad

cuando el hambre se está convirtiendo en lágrimas!


¿Cómo hablar de libertad cuando el hermano

se transforma en fiera y ataca por la espalda,

por la mano parricida que la ataca?


¡Hablar de libertad cuando se pierden los valores

y las cárceles estallan, es algo que me amarga!


¿Alguien se siente libre cuando la razón se calla?


¿Cuándo se confabulan la fuerza y el poder para formar murallas?


¿Puedo sentirme libre cuando está dividida la sangre de mi raza,

y cuando el poderoso anula al miserable?


¡Qué triste es la libertad a ese precio,

y que desprecio a la libertad sin esperanzas!


¡Cómo hablar de libertad cuando el odio

comprende la dignidad del alma!


¡La pobreza humilla, y humilla la injusticia!

¡Pero nos sentimos libres!

Libres cuando la codicia ha puesto barreras que nos atan.


Nací libre, pero me siento atada…

quizá en la realidad sólo soy un mundo,

pero el instinto de libertad me lleva a las alturas,

a la brisa del mar, y a la húmeda espesura…


¡Me lleva a esa tibia oquedad donde el amor anida,

y donde el ave canta!


¡Quiero sentirme libre!

¡Libre como el cóndor para alcanzar las nevadas alturas de los Andes!

¡Quiero sentirme pluma, quiero sentirme ave!

¡Quiero ser gaviota en el silencio de todas mis palabras!


Contacto: 

Facebok: https://www.facebook.com/gisyborrador/

Twitter: @bnjamin_argumed


Poesía a La Carta

Voz: Manuel Navarro

https://www.youtube.com/watch?v=le4B5ec_Bec




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viernes, 7 de abril de 2023

"LLUVIA" Del Escrito Licenciado argentino en Psicolgía Sebastían Escobar

 



"LLUVIA" Es un excelente Escrito del Licenciado argentino en Psicolgía Sebastían Escobar en la voz de Ricardo Vonte.


Musica los Gatos https://www.youtube.com/watch?v=kkqgD3Q0G5U


Videos http://www.pixabay.com


Ediición:fibproducciones




martes, 4 de abril de 2023

EL CUERVO Edgar Allan Poe

 


“El cuervo”, de Allan Poe, publicado por primera vez en 1845, es uno de los poemas más famosos de la lengua inglesa, y famosa es también su versión al castellano, que conocemos sobre todo gracias a la traducción de Julio Cortázar.

Ambientado con una aureola sobrenatural, el poema –muy narrativo, se lee casi como un cuento– narra la visita de un cuervo al hogar de un amante en horas bajas que llora la pérdida de su amada Leonora y de la senda que emprende hacia la locura.  Esta obra está inspirada en el cuervo hablador de la novela de Charles Dickens Barnaby Rudge.


Este poema le dio a Edgar Allan Poe reconocimiento mundial, y desde entonces se ha venido reeditando una y otra vez.


EL CUERVO
Edgar Allan Poe

.

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,

mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,

inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,

cabeceando, casi dormido,

oyóse de súbito un leve golpe,

como si suavemente tocaran,

tocaran a la puerta de mi cuarto.

“Es —dije musitando— un visitante

tocando quedo a la puerta de mi cuarto.

Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo

de un gélido diciembre;

espectros de brasas moribundas

reflejadas en el suelo;

angustia del deseo del nuevo día;

en vano encareciendo a mis libros

dieran tregua a mi dolor.

Dolor por la pérdida de Leonora, la única,

virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.

Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante

de la seda de las cortinas rojas

llenábame de fantásticos terrores

jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,

acallando el latido de mi corazón,

vuelvo a repetir:

“Es un visitante a la puerta de mi cuarto

queriendo entrar. Algún visitante

que a deshora a mi cuarto quiere entrar.

Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,

y ya sin titubeos:

“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón

imploro,

mas el caso es que, adormilado

cuando vinisteis a tocar quedamente,

tan quedo vinisteis a llamar,

a llamar a la puerta de mi cuarto,

que apenas pude creer que os oía.”

Y entonces abrí de par en par la puerta:

Oscuridad, y nada más.


Escrutando hondo en aquella negrura

permanecí largo rato, atónito, temeroso,

dudando, soñando sueños que ningún mortal

se haya atrevido jamás a soñar.

Mas en el silencio insondable la quietud callaba,

y la única palabra ahí proferida

era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”

Lo pronuncié en un susurro, y el eco

lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”

Apenas esto fue, y nada más.


Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,

toda mi alma abrasándose dentro de mí,

no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.

“Ciertamente —me dije—, ciertamente

algo sucede en la reja de mi ventana.

Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,

y así penetrar pueda en el misterio.

Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,

y así penetrar pueda en el misterio.”

¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,

y con suave batir de alas, entró

un majestuoso cuervo

de los santos días idos.

Sin asomos de reverencia,

ni un instante quedo;

y con aires de gran señor o de gran dama

fue a posarse en el busto de Palas,

sobre el dintel de mi puerta.

Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano

cambió mis tristes fantasías en una sonrisa

con el grave y severo decoro

del aspecto de que se revestía.

“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,

no serás un cobarde,

hórrido cuervo vetusto y amenazador.

Evadido de la ribera nocturna.

¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”

Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado

pudiera hablar tan claramente;

aunque poco significaba su respuesta.

Poco pertinente era. Pues no podemos

sino concordar en que ningún ser humano

ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro

posado sobre el dintel de su puerta,

pájaro o bestia, posado en el busto esculpido

de Palas en el dintel de su puerta

con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.

las palabras pronunció, como virtiendo

su alma sólo en esas palabras.

Nada más dijo entonces;

no movió ni una pluma.

Y entonces yo me dije, apenas murmurando:

“Otros amigos se han ido antes;

mañana él también me dejará,

como me abandonaron mis esperanzas.”

Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio

tan idóneas palabras,

“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice

es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido

de un amo infortunado a quien desastre impío

persiguió, acosó sin dar tregua

hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,

hasta que las endechas de su esperanza

llevaron sólo esa carga melancólica

de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía

de mis tristes fantasías una sonrisa;

acerqué un mullido asiento

frente al pájaro, el busto y la puerta;

y entonces, hundiéndome en el terciopelo,

empecé a enlazar una fantasía con otra,

pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,

lo que este torvo, desgarbado, hórrido,

flaco y ominoso pájaro de antaño

quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,

frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,

quemaban hasta el fondo de mi pecho.

Esto y más, sentado, adivinaba,

con la cabeza reclinada

en el aterciopelado forro del cojín

acariciado por la luz de la lámpara;

en el forro de terciopelo violeta

acariciado por la luz de la lámpara

¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire

se tornaba más denso, perfumado

por invisible incensario mecido por serafines

cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.

“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,

por estos ángeles te ha otorgado una tregua,

tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!

¡Apura, oh, apura este dulce nepente

y olvida a tu ausente Leonora!”

Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!

¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio

enviado por el Tentador, o arrojado

por la tempestad a este refugio desolado e impávido,

a esta desértica tierra encantada,

a este hogar hechizado por el horror!

Profeta, dime, en verdad te lo imploro,

¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?

¡Dime, dime, te imploro!”

Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!

¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!

¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,

ese Dios que adoramos tú y yo,

dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén

tendrá en sus brazos a una santa doncella

llamada por los ángeles Leonora,

tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen

llamada por los ángeles Leonora!”

Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida

pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.

¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.

No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira

que profirió tu espíritu!

Deja mi soledad intacta.

Abandona el busto del dintel de mi puerta.

Aparta tu pico de mi corazón

y tu figura del dintel de mi puerta.

Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.

Aún sigue posado, aún sigue posado

en el pálido busto de Palas.

en el dintel de la puerta de mi cuarto.

Y sus ojos tienen la apariencia

de los de un demonio que está soñando.

Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama

tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,

del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,

no podrá liberarse. ¡Nunca más!


Imagenes de

AVES EXTRAORDINARIAS EL LENGUAJE DE LOS CUERVOS DOCUMENTAL


Edición: fibproducciones




domingo, 2 de abril de 2023

LA GENTE QUE ME GUSTA

 


LA GENTE QUE ME GUSTA

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no

hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que

hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de

sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.

Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero

que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos

equivocar.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre

amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con

argumentos serenos y razonables.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de

reconocer que no sabe algo o que se equivocó.

Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza

genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de

frente; a éstos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando se

trata de alcanzar objetivos e ideas.

Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como

esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa

gente a mi lado me doy por bien retribuido.

LA GENTE QUE ME GUSTA 

Texto que se atribuye a Mario Benedetti


Edicion: fibproducciones



sábado, 1 de abril de 2023

Nostalgia, José Santos Chocano

Nostalgia, José Santos Chocano

Hace ya diez años 

que recorro el mundo. 

¡He vivido poco! 

¡Me he cansado mucho! 


Quien vive de prisa no vive de veras, 

quien no echa raíces no puede dar frutos. 


Ser río que recorre, ser nube que pasa, 

sin dejar recuerdo ni rastro ninguno, 

es triste y más triste para quien se siente 

nube en lo elevado, río en lo profundo. 


Quisiera ser árbol mejor que ser ave, 

quisiera ser leño mejor que ser humo; 

y al viaje que cansa 

prefiero terruño; 

la ciudad nativa con sus campanarios, 

arcaicos balcones, portales vetustos 

y calles estrechas, como si las casas 

tampoco quisieran separarse mucho... 

Estoy en la orilla 

de un sendero abrupto. 


Miro la serpiente de la carretera 

que en cada montaña da vueltas a un nudo; 

y entonces comprendo que el camino es largo, 

que el terreno es brusco, 

que la cuesta es ardua, 

que el paisaje es mustio... 

¡Señor! ¡Ya me canso de viajar! ¡Ya siento 

nostalgia, ya ansío descansar muy junto 

de los míos!... Todos rodearán mi asiento 

para que les diga mis penas y mis triunfos; 

y yo, a la manera del que recorriera 

un álbum de cromos, contaré con gusto 

las mil y una noches de mis aventuras 

y acabaré en esta frase de infortunio: 

—¡He vivido poco! 

¡Me he cansado mucho!


Nostalgia de su patria, de su casa, de su espacio, de sus amistades y de una vida que ha ido perdiendo a lo largo de muchos años de viajes y conocimiento. El poeta inicia su poema en el que hay desaliento y un cansancio emocional. No tiene que ver con que fuera una vida rica en vivencias, sino que se refiere a las pérdidas de lo que dejó atrás mientras estuvo lejos.

Los dos siguientes versos hablan de lo negativo. El viajar constantemente no significa vivir ya que él mismo, como indican estas palabras, no ha podido formar un hogar debido a su ritmo de vida. Es como si de alguna manera esta imagen le atormentara y lo entristeciera.

En la tercera estrofa el poeta es consciente de lo poco que es y de lo equivocado que estaba cuando creía ser mucho más de lo que era. Echando la vista atrás hace un examen de conciencia de lo vivido y de los frutos que ha tenido.

En la cuarta estrofa el poeta prefiere un lugar donde estar, un espacio donde descansar y poder contemplar. Ya siente que es tiempo de detenerse y conocer lo que le rodea, empaparse de la casa, de las calles que recorren su localidad con sus sonidos, sus gentes, sus olores y sus sabores. Tiene una necesidad de asentarse y de tomar decisiones vitales.

La carretera en forma de serpiente es una metáfora. Un camino difícil tortuoso y con muchos obstáculos y que lo entristece. Hay nuevamente un deseo de volver a casa y estar con los suyos para poder pasar más tiempo con ellos. Y ese deseo no es sólo para poder disfrutar de su presencia, sino también porque quiere tener más tiempo para recordar lo vivido y poder transmitirlo y contarlo a los demás. Como conclusión, la vida es muy corta para poder conocerlo todo y la búsqueda de ese «todo», es muy cansada. Por eso es mejor vivir lo justo y poder compartirlo para recordarlo y para que los demás puedan disfrutarlo y enriquecerse.

Por eso la última frase es importante. El cansancio no es porque haya conocido poco, sino porque la vida es finita, porque no tenemos todo el tiempo del mundo para poder abarcar todo el conocimiento. Pero lo que si tenemos es la capacidad para transmitir lo que sabemos, para que quienes no pueden tener esa oportunidad, sepan lo que hay en otros sitios, lo que se sabe, lo que se conoce y compartirlo.





Tú me gustas total, entera y toda

 Tú me gustas total, entera y toda



Tú me gustas total, entera y toda, no por el fuego de tu pelo húmedo, ni por tus senos de canela tibia, ni el pecado del ritmo en tu cadera.
Tú me gustas total, entera y toda, no por tu boca tan intacta al beso, ni por las llamaradas de tu carne que se está calcinando entre tus venas.
Tú me gustas total, entera y toda, no porque eres mía y no me perteneces, ni porque la envidia de los demás la siento como si se tratase de mi propia envidia.
me gustas total, entera y toda, no porque me la pase junto a ti bebiendome tu aliento, ni rumiando los pedazos de tu amor que tú me miras.
Tú me gustas total, entera y toda, por ese olor a carne que tú tienes; olor de carne de mujer que es tuyo, porque nadie más huele así en la tierra.
Tú me gustas total, entera y toda, porque ese olor es tuyo y lo encontré para mí.
TÚ ME GUSTAS TOTAL, ENTERA Y TODA - CÉSAR DÍAZ
Letra y musica; Marcelo Angel Barrientos - Super tropical Barrientos



viernes, 24 de marzo de 2023

Donde quieras que te encuentres 67

  Es por eso que Nunca...

Nunca rompas tu silencio si no es para escuchar una buena música...!!!



Sin música la vida sería un error...!!!


Con la música hemos bailado 

hemos llorado 

hemos reído 

hemos recordado 

hemos besado 

hemos amado 

con la música vivimos .


Es por eso que Nunca...

Nunca rompas tu silencio si no es para escuchar una buena música...!!!

.

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http://radiosdecorrientes.com.ar

Donde quieras que te encuentres 

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¡Es la recompenza de la vida que invita a vivir!




Edición: fibproducciones




Es una produccion de:
Fernando Ismael Barrientos

Donde quieras que te encuentres 97

  Es por eso que Nunca...

Nunca rompas tu silencio si no es para escuchar una buena música...!!!



Sin música la vida sería un error...!!!


Con la música hemos bailado 

hemos llorado 

hemos reído 

hemos recordado 

hemos besado 

hemos amado 

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Nunca rompas tu silencio si no es para escuchar una buena música...!!!



Sin música la vida sería un error...!!!

Con la música hemos bailado

hemos llorado

hemos reído

hemos recordado

hemos besado

hemos amado

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sábado, 21 de mayo de 2022

REBECA ARACIL ILLAN PRESENTA POESIA VIVA


 ESCUCHAR AUDIO DEL PROGRAMA AQUI 

PROGRAMA EMITIDO EL DIA 20 05 22

ISMAEL LOPEZ DE LA CAROLINA (JAEN), AUNQUE ACTUALMENTE RESIDE EN ALGECIRAS. ISMAEL ES GRADUADO EN FILOLOGÍA HISPÁNICA, EDITOR, CORRECTOR ORTOGRÁFICO Y DE ESTILO, INVESTIGADOR LITERARIO Y ESCRITOR. CUENTA CON DOS POEMARIOS EN SU HABER: LAS 88 PAGINAS DE MI LIBRETA Y ÉRASE UNA VEZ POESÍA Y UN TERCERO QUE SE ESTÁ RETRASANDO UN POCO, PERO QUE PRONTO VERÁ LA LUZ: DEL MITO AL EROS.

Y

DESDE BARCELONA, NOS ACOMPAÑA NUESTRO AMIGO, ESCRITOR, ENSAYISTA, GUIONISTA  POETA y que hasta cameos como actor ha realizado; RUBÉN GARCÍA CEBOLLERO DESDE BARCELONA. ÉL SE LICENCIO EN DERECHO EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCELONA Y EN HUMANIDADES EN LA UNIVERSIDAD OBERTA DE CATALUNYA, POSTGRADUADO COMO EXPERTO EN GUION POR LA UNIVERSIDAD CAMILO JOSÉ CELA DE MADRID. Y ADEMÁS ESTA TARDE NOS PRESENTA SU ÚLTIMO POEMARIO: LA SOLEDAD DEL SAMURAI




El poemario está dividido en tres partes: Todo (in)fluye; Entre formas de ser; y Nada desaparece.

Es un canto al eco de la poesía japonesa, que incluye un único haikú, aunque podemos reconocer la vibración y la influencia en otro tipo de versos, estrofas y emociones.

Con meridiana claridad, incluso ante la actualidad que irrumpe, con la agresión bélica de Rusia a Ucrania, nos muestra el incesante fluir de la vida, y sus burbujas, las distintas formas de ser humano, y los estragos del tiempo en la belleza que no se mira por segunda vez.

Una humilde muestra de lo importante que puede llegar a ser la voluntad de resistir.


El deseo de la gárgola de La soledad del samurái

Como el pato salvaje que abatido se cae

por el frío nocturno más de una vez quisieras

dejarte ir como una gamba arrastrada

por la red de un pescador

dejar de oír el canto de los grillos

y que tuviese la vida un peso soportable.

Sonrío junto al chiar de las gaviotas

que aún siguen despertando

no muy lejos del viejo cementerio.

Nadie dijo que fuera fácil. Como gotas de lluvia

contra el vidrio de un avión fugaz,

el capricho de una nostalgia frágil

atesora este eterno instante.

Alienta la posibilidad de combatir la ausencia,

y de no evaporarte, de romper

la máscara de miedo de la estatua

y renacer como un pato salvaje

que hasta después de muerto

se empecina en volar.

                                      Volver.

                                               Vivir.

















lunes, 16 de mayo de 2022

Programa de poesía viva del día 13 de mayo de 2022

 REBECA ARACIL ILLAN PRESENTA POESÍA VIVA


Escuchar el programa pulsando en la imagen



Esta semana contamos con un invitado de lujo: José Carlos Pedrosa González, canario de nacimiento, enfermero de profesión, futbolero y roquero por devoción, y magnífico poeta, que es la faceta que más nos interesa hoy aquí en Poesía Viva. José Carlos ha publicado recientemente con la editorial Talón de Aquiles su primer poemario: Alma a jirones.

HOY

recordamos a un grande de la literatura hispánica. Esta semana, en tiempos de guerra, hablamos de un poeta de combate, un poeta peruano, cuyo vínculo con España es indisoluble: CÉSAR VALLEJO.



 

biografía.


             César Vallejo fue un poeta y escritor peruano. Es considerado uno de los mayores innovadores de la poesía universal del siglo XX y el máximo exponente de las letras en el Perú. Sus datos biográficos tienen como eje vertebrador el año 1923, que es la fecha de cuando viaja a Europa para no volver jamás a América. César Vallejo nace en 1892, en Santiago de Chuco, siendo el pequeño de once en hermanos. Desde muy joven se centra en el estudio y antes de los 20 años, estudia Letras en la Universidad Nacional de Trujillo. Allí conoce a la bohemia y a la juventud intelectual de la época. En un momento determinado, se traslada desde Trujillo a la capital de Perú, Lima, para ser profesor en un instituto privado. No obstante, pierde el empleo por cuestiones amorosa. En 1915, muere su hermano mayor, Miguel, lo que le afecta sobremanera e influye en la creación de Trilce, uno de sus poemarios más conocidos. Un poco después, en el año 18, muere su madre. Su amigo y poeta, Abraham Valdelomar, también muere en el 19. Este dolor aqueja al poeta, que, desde entonces, tendrá a la muerte muy presente en su poesía. Sin embargo, si hay algo que deja compungido a Vallejo, es su injusto encarcelamiento a finales del 20 y principios del 21. Estos 4 meses de cárcel van a ser decisivos en su creación, pues nunca superará ese trauma y su literatura estará cargada de temas como el encierro y la injusticia.  En el año 19 publica su primer poemario, Los heraldos negros, obra cuyo tema principal es el dolor y que tiene una gran influencia del modernismo francés, pero que destaca por su renuncia al ideal de la armonía, por la preocupación por las injusticias sociales y por su reivindicación de su origen provinciano. En el 22, publica Trilce, es su poemario más hermético y difícil y está marcado por sus vivencias personales. En el año 23, viaja a Europa, a París, allí conoce a Juan Larrea y a Vicente Huidobro. También la que será su mujer, Georgette. Durante estas fechas en París, Vallejo hace distintos viajes por Europa, pero en el año 30 es expulsado de Francia acusado de hacer propaganda comunista. Viaja entonces a Madrid, pero su mujer enferma y tiene que volver a la capital francesa en condiciones precarias. En el año 32, le es levantada la restricción de ingreso. 1937 se convierte en una fecha fundamental para él desde un punto de vista literario y humano, pues se inicia otra experiencia traumática: la Guerra Civil Española, y que será fundamental para la publicación de sus poemarios póstumos, Poemas Humanos, una obra de corte existencialista y España, aparta de mí este cáliz, poema de compromiso, cuya clave es la solidaridad como respuesta al dolor, y que contiene 15 poemas, donde el lenguaje de la vanguardia se funde con un lenguaje bíblico y evangélico. Ambos serán publicados en el 39. Antes, la triste muerte de Vallejo llega en París sin previo aviso y cargada de misterio, pues se ve aquejado por unas fiebres extrañas que terminan con su vida un Viernes Santo.

Con todo, César Vallejo es el más revolucionario de todos los poetas de la época. Es un autor de influencia fecunda en España y en Hispanoamérica, lo que le otorga una visión amplia y crítica, de rebeldía con lo establecido. Sus poemas son tan originales que no existe un ismo ligado a su nombre, ya que no se puede encuadrar en ningún movimiento o generación. César Vallejo significa renovación y compromiso, pero, sobre todo, humanidad. Descanse en paz, poeta. 

.Y así entre grandes poetas nos despedimos

Muchas Gracias JOSÉ CARLOS por estar en Poesía Viva con nosotros compartiendo un pequeño retazo de tu obra.

viernes, 6 de mayo de 2022

POESIA VIVA PROGRAMA DEL 06 05 22

 


España toda, de Angélica Morales.
 Reseña de Miguel Antón Moreno 


 Reseña de Miguel Antón Moreno 
Leer ‘España, toda’ de Angélica Morales es presenciar, escribe Miguel Antón Moreno, una lucha entre la ilusión y la desesperanza.
Una reseña de Miguel Antón Moreno (El Cuaderno Digital)
Leer España toda de Angélica Morales es presenciar una lucha entre la ilusión y la desesperanza. El poemario, publicado en Hiperión, le valió el premio Vila de Matorell 2017, y más recientemente la autora quedó entre las diez finalistas del premio Planeta con su novela Mujeres rotas.

El título del poemario no deja indiferente, pues debido al contexto político y social en el que aparece, que la palabra España ocupe la portada es un atrevimiento. Desde luego es laudable la intención de dejar atrás el temor y la amenaza que acechan en la literatura al pronunciar su nombre.

Precisamente la idea de España es el hilo conductor que articula todas las demás imágenes de la obra. Y digo imágenes, porque la poeta, como gran lectora de Lorca, ha heredado una poesía sensorial que impregna todos los versos. Unos versos que son a la vez un diálogo, una conversación con una interlocutora callada (como el Mario de Delibes), que a veces aparece muerta:

Habrá que cortar tu cadáver por partes
y dárselo a comer a un galgo
(España).
Pero luego vendrán tiempos mejores,
Tiempos donde la mesa
No se ponga a temblar a partir de las doce […]

España aparece humanizada, como amiga y amante:

Me hubiese gustado, (sí)
Lamer tu himen primigenio […]

Como enemiga a veces, y también como cruel confidente:

            Y te pido consejo

                                     (España)

            acerca de la climatología de un hombre
o
de un suicidio.

A lo largo de toda la obra podemos apreciar numerosas referencias a lo cotidiano como lo verdaderamente trascendental. España toda es el retrato de las consecuencias de una crisis que conduce a la descreencia, a partir de la cual surgen nuevos planteamientos y nuevas literaturas, como la que la autora denomina en un verso «literatura familiar… una herencia (por ejemplo)».

Los paralelismos con las ideas de la Generación del 98 son claros. La fecha del desastre de Cuba, Puerto Rico y Filipinas dio nombre a una generación de escritores cuya preocupación por la idea de España fue siempre capital. Así, para muchos poetas que ahora escriben en nuestro país, los efectos de la crisis de 2008 afectan de forma decisiva a su producción literaria. Es esta última crisis la que transfigura la visión que la poeta tiene de España, y la que hace que a partir de ella se configure un paisaje de desolación y decadencia. Como la misma autora reconoce, «España toda es decepción, tristeza, aullido».

Al igual que en Poesías de Unamuno, en el poemario de Angélica Morales, España no es una idea rígida ni claramente delimitada, pero sí que asoman en ocasiones propuestas que acercan sus versos a la visión unamuniana. En Vida de Don Quijote y Sancho, Unamuno refiriéndose a España: «Esto es una miseria, una completa miseria. A nadie le importa nada de nada. Y cuando uno trata de agitar aisladamente este o aquel problema, una u otra cuestión, se lo atribuyen o a negocio o a afán de notoriedad y ansia de singularizarse». Los versos de Angélica plantean lo siguiente:

Todos tus vestidos se harán estrechos

                        (no más pactos con Francia /
no más lamentos de Portugal /
de Alemania habrá que olvidarse /
también de participar en Eurovisión)

Que Europa no sea la solución a los problemas de España fue una postura que enfrentó a Unamuno con los planteamientos de Ortega, entre otros, y es algo que Angélica Morales también cuestiona en esos versos. Por otra parte, algo que también acerca a la poeta turolense a «Este donquijotesco / don Miguel de Unamuno, fuerte vasco» (como se refirió a él Antonio Machado), es su mención a Don Quijote al abordar el problema de España, como no podía ser de otra manera, y como así lo hicieron también Azorín o el propio Machado.

En serio,

no miento al decir que aun te busco en lo sensato,

tendida en el vacío,

sobre un pétalo infinito de nada

que pueda mancharse

cuando todo estaba por escribir,

(Quijote aparte, claro).

Don Quijote y Sancho, retratados por Augusto Ferrer-Dalmau.

Unamuno, en Sobre la lectura e interpretación del Quijote, afirma que «Cervantes sacó a Don Quijote del alma de su pueblo y del alma de la humanidad toda, y en su inmortal libro se lo devolvió a su pueblo y a toda la humanidad. Y desde entonces Don Quijote y Sancho han seguido viviendo en las almas de los lectores del libro de Cervantes y aun en las de aquellos que nunca lo han leído».

Machado, por su parte, en su poema España en paz, dice así: «¿Y bien? El mundo en guerra y en paz España sola./ ¡Salud, oh buen Quijano! Por si este gesto es tuyo,/ yo te saludo. ¡Salve! Salud, paz española, sino eres paz cobarde,/ sino desdén y orgullo. […] el buen manchego habla palabras de cordura;/ parece que el hidalgo amojamado y seco/ entró en razón, y tiene espada a la cintura;/ entonces, paz de España, yo te saludo». Vemos que España y don Quijote siguen siendo indisolubles. Así lo entendió también Gustavo Bueno en Don Quijote, espejo de la nación española.

Pero no son los planteamientos políticos los que más acercan a la autora a Unamuno, (porque como ya hemos señalado son vagos y difuminados); más bien el paralelismo se establece a través del tormento del vasco del «querer creer y no poder» que tan genialmente plasma en su personaje, el cura de Valverde de Lucerna, don Manuel. La descreencia de Angélica Morales no es religiosa sino moral, pero en su versión secularizada también hallamos imágenes de desesperación, negación y rotura.

Ahora que empiezas a canturrear de nuevo,
que tus calles se quitan el polvo de la usura,
que los pobres se visten de gente común
y acuden a los mercados de la dicha
con dos rostros en tu misma moneda.
Ahora

                        (escúchame bien)

                        Es cuando me da por ignorarte.

Hacia el final del poemario es donde se van develando las contradicciones y donde emerge la confrontación total entre la discordia y el deseo de reconciliación.

Anda,
rescátame,

(España)

pero ven conmigo,
desnuda
la soga de tus pétalos
y ven.






miércoles, 27 de abril de 2022

POESIA VIVA del dia 29 04 22

PULSE PARA ESCUCHAR👇

poeta y dramaturga ha trabajado como traductora, guionista y actriz. Sus poemas han

aparecido en revistas como Zéjel y Anáfora. En 2018 obtuvo una beca de residencia literaria

en la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores. Fue finalista del Premio Adonáis de

Poesía 2019 y 2020, y ha recibido diversos galardones como el XXI Premio Gloria Fuertes de

Poesía Joven por su poemario Elegías para un avión común y el accésit del XII Premio


Romero Esteo para la dramaturgia joven por su obra Árbol quemado. Fue finalista de la I

Residencia Dramática que convoca el Centro Dramático Nacional. Más allá de esto, en la

actualidad escribe, dirige y se gana la vida enseñando literatura. Su poemario Movernos en

la sed ganó el VI Premio Valparaíso de Poesía.

Twitter: @lorcarlaa

El libro que ahora nos ocupa en esta breve aproximación, Elegías para un avión comúnse divide en un total de seis elegías y cada una de estas contiene, a su vez, un número variable de poemas que va desde los cuatro de la primera hasta los ocho de la tercera, que es la más extensa del conjunto. No obstante, si se tiene en cuenta que ninguno de los poemas lleva título y que la puntuación ha desaparecido casi por completo de su escritura artística, puede entenderse, en realidad, que todo el libro es un único y fluido poema, esto es, una única y hermosa elegía contemporánea que ha emanado, tal y como señala Pablo García Casado en las notas de su peculiar prólogo, de la soledad, de la angustia y del dolor propios del malestar posmoderno.

¿Cuáles son, pues, los anclajes primordiales de este magno canto elegíaco? Destaca, en primera instancia, cómo la escritora sacrifica los retales de sus experiencias más íntimas en favor del componente lírico y universal; sin embargo, en dicho trasvase lo personal, lo autobiográfico si se quiere, no ha podido evitar dejar ciertas huellas en sus versos, como trasluce, por ejemplo, en una de las composiciones de la «Elegía II», donde se entrevé a qué edad escribía la presente obra —y en qué época: «invierno de 2018», señala en la «Elegía III»—:

En la fuente se resumen veintiún años
al menos desde que el mundo es esta fuente
la mano el labio un soplo al que me agarro (p. 26)

No puede pensarse, en cambio, que las referencias temporales sean de ningún modo fortuitas, pues la autora se ha ocupado primorosamente, incluso, de dejar un elemento paratextual clave que remite a su fecha y a su lugar de nacimiento, dado que en la portada azulada podemos ver el detalle de un sello de treinta pesetas que muestra, en su interior, un avión común, y en el matasellos que lo cubre reza: «12-08-96», «Palma de Mallorca». Y es que, en el amplio y polivalente marco del poemario, el nacimiento es un motivo harto importante y se define, según Carla Nyman, de la siguiente manera:

Nacer:
un estiramiento de la vida
hacia el riesgo

de la ruptura

como un globo a punto de deshincharse (p. 19)

Esa ruptura vaticinada o presentida, evidentemente, es la muerte, presencia que ronda de continuo los versos de Elegías para un avión común para descubrirnos una paranomasia muy acertada y una metáfora que, en parte, trae el recuerdo en general del imaginario lírico de Chantal Maillard y en particular de su obra La herida en la lengua (2015):

llegar no se llega

se llaga

no tiene lengua la herida
cómo explicar
todavía huyo de la muerte

pero atardece (p. 20)

Otra reminiscencia posible surge en el último compás de la «Elegía IV», puesto que el diálogo desde la solitaria hacia los solitarios ocultos en la inmensidad recuerda al poema «Nadie está solo». El paralelismo, en este sentido, es más que manifiesto, aunque tal vez no consciente ni pretendido, pero sí contrastivo por opuesto. Mientras que José Agustín Goytisolo escribía, al final de su composición: «Nadie está solo. Ahora, / en este mismo instante, / también a ti y a mí / nos tienen maniatados»; Nyman declara en su grito, entrelazando tantas y tantas soledades:

Ahora
en este mismo instante
también tú y yo
estamos solos (p. 46)

De Maillard a Goytisolo, pasando, tal y como confiesa la autora en los agradecimientos del cierre, por las cotas de Federico García Lorca, Ada Salas, Amalia Iglesias, Ángela Segovia o —que no falten nunca en la postura y en la impostura— Fernando Pessoa y T. S. Eliot; del dolor a la soledad, y, a continuación, el encuentro con otros ecos más clásicos, con otros lugares comunes, que aparecen en el contacto —obligado desde el inicio— con los rostros de la muerte. En unos pocos versos los ríos y los mares de las archiconocidas coplas de Jorge Manrique riegan los árboles del bosque de los violentos contra sí mismos del canto decimotercero de Dante Alighieri, petrificando la mirada inquieta de la artista:

Pero entonces llega el mar
la leña los muertos
esta ansia de mirar las paredes
muy fijamente (p. 49)

Por otro lado, cabe subrayar que el avión común, cuyo nombre científico es, por cierto, delichon urbicum, es un ave migratoria perteneciente a la familia de las golondrinas, de forma que uno de los animales voladores más icónicos y simbólicos de nuestra tradición popular y de nuestro discurso místico anida, sorprendentemente, entre las sílabas de este poemario contemplativo y meditativo a partes iguales. Así, en el transcurso de su melancólica lectura lo alado se entrecruza con la angustia, con la asfixia, «y estos pájaros que ahogan lo que todo ya termina» (p. 26); y el sujeto poético se confunde con lo celestial en un espacio aéreo de libertad para resolver, por fin, la tensión entre el amor y el dolor, entre lo humano y lo divino, entre el tú y el yo, entre la vida y la muerte, entre ser y no ser:

Allá
donde ya no es
ni tú
ni yo
el espacio del error
el área del nunca
todo acaba con alguien acodado muy solo (p. 23)

Se comprende, por lo tanto, a la perfección en este vuelo resignificado que lo migratorio, el movimiento, esté tan patente en este compendio elegíaco, llegando a esbozarse, aun, como una suerte de viaje iniciático que empuja a volver al origen y, posteriormente, a reconstruir la identidad arrebatada desde las raíces de la existencia:

Desandar el origen
donde todo comienza
reconocerse débil

y derrumbarse

descansar
entre las flores de una cuneta (p. 31)

Y en ese intento balbuciente de regreso al origen, al sueño, la infancia —siempre perdida, como marca la tradición y como exigen los traumas freudianos— se muestra como otro de los bastiones esenciales que levantan el poemario de Nyman. Esta infancia, hermosa y perdida, justifica, de hecho, el deseo de retorno y el anhelo de maternidad del yo lírico para lograr sentirse otra vez segura y niña, quizá completa:

como no fuimos capaces de volver
deseamos un hijo un tierno hijo
donde refugiarnos
y mirar todo lo que perdimos (p. 32)

No obstante, lo cierto es que la soledad, la angustia, el dolor, la pérdida y la muerte son solo premisas menores, sensaciones transitorias que tejen el telón de fondo de lo auténtico, en el quehacer poético de Carla Nyman, porque la premisa mayor que rige e impulsa su universo poético no es otra que la búsqueda y el descubrimiento de la belleza, incluso en las peores circunstancias:

Y es hermoso ahora que ya no somos niños
sabernos extinguidos
mirar hacia atrás y escuchar trinos en los castaños (p. 54)

De tal modo, la persecución de la belleza la hace, por fin, libre de todas sus cadenas represivas, y la hace reconocerse a sí misma como mujer y como ser deseante, como mujer y como poeta que contempla lo sublime y lo cotidiano y, sencillamente, escribe en un torrente tan medido como incontrolable de palabras, de voces:

eres alguien que desea
dilo: soy alguien que desea
ya cuando esto acabe
deberás tener paciencia
si miras bajo tus pies
la soledad se hace grande a cada paso
como tu sola sombra o la sangre de tu regla
y esta es la pérdida
mira su belleza y no envidies a nadie
tú eres la que escribe

Ya lo dijo el sabio Confucio hace más de dos mil años: «Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla». Nyman, por fortuna, sí posee esa mirada única tan codiciada, y tiene la voluntad de compartirla con los demás, por lo que no queda otra que alegrarse ante su juventud y ante su prometedora obra imparable, pues hay, a la zaga de su huella, todavía belleza y poesía para rato.

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Autora: Carla Nyman. Título: Elegías para un avión

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