de las manos
escribo al oriente,
en la dirección
que surca el viento
en el renacer del día,
y la serenidad del mar
al recibir
el precipitado río
que hiela los pies
y la mente aquieta.
En la coalición
dulce y salado
que purifica el alma,
profundo caen las huellas
absorbiendo el pasado, las penas;
en el insondable eco de la caracola
al son del ahuecado tiempo
entre el futuro
y los recuerdos
que emergen
con la marea.
En el izar
con graznido regocijante
engalanando el vuelo
de las errantes gaviotas,
ensueño de libertad
de los marineros.
En las palmeras danzantes
cobijo del implacable
vigorizo el alma
alejando el segundero.
“Mi tierra”
Lҽɳι ® 28.01.22
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