LA VERDAD DE LA VIDA

 Tres poemas del poemario: La verdad de la vida, Judith Álvarez Aguirre

La vida es un lujo 

La oscuridad de la vida. La claridad de la noche. Los brazos que no escatiman. Los besos sin un reproche. Nalgadas blancas, rosadas. Miradas negras, furtivas. Sueños de noches pasadas. Palabras que contaminan. Pensamientos inclinados. Lluvia en un suelo mojado. Lágrimas sobre un desiertoo algún recuerdo blindado. No importa lo que suceda, es un ciclo interminable. La vida no es complicada, solo un lujo inalcanzable.

Lo que aprendí 

Aprendí que nadie quiere saber realmente qué piensas y que incluso les molesta la más brillante verdad. Aprendí que, en realidad, todos los dolores duelen y que el amor verdadero no es incondicional. Aprendí que los que creen realmente no dicen tanto y que más se logra obrando que hablando tantas sandeces. Que la idiotez es insignia de esta vieja raza humana y que no siempre se gana cuando se hace algún bien. Aprendí que muchas veces nada importa tu talento, sino solo haber estado en el momento correcto. Que la luna no es tan blanca, que el sol tiene puntos negros y que puedes fallecer tratando de ver tu sueño. Aprendí que nadie es dueño de sus impulsos más negros. Que es mejor la libertad que hacer lo que no te gusta. Esas y otras muchas cosas he aprendido de la vida, y no queda otra salida que continuar el camino aprendiendo cada día a vivir con lo aprendido.

Somos humanos 

Tocar el sol, sentir el cielo; rozar tu piel, aparecer volando. Dirán que solo puede suceder en sueños, que ha sido una mentira de tu mente loca. Pensar en algo, despegar vuelo; dormirte entre sollozos, despertar cantando. Dirán que es imposible, que es una locura que, una vez más, tu insanidad invoca. Compartir los colores, frases y melodías con cualquiera que aparezca frente a ti; despertarte sonriendo cada día, a pesar de los tropiezos continuados, no es locura ni neurosis, solo un modo, una forma de vivir en este mundo tan repleto de tormentos y pesares que nos hace olvidarnos por momentos de que, a pesar de todo, aún somos humanos.